sábado, 23 de agosto de 2014

Heisenberg

El principio de incertidumbre de Heisenberg aplicado a la comunicación humana

 «Al plantear la pregunta, ya estás influyendo sobre la respuesta.»

Con evidentes corolarios acerca de las relaciones de pareja.


sábado, 2 de agosto de 2014

Inercia vital

Con frecuencia, cuando uno logra por fin alcanzar una meta con la que soñaba desde hace tiempo, por ejemplo, un cambio de trabajo, residencia o situación sentimental, descubre que, pasada la euforia inicial, se siente menos feliz de lo que era antes. A un nivel profundo, podríamos argumentar que la felicidad que nos promete cualquier deseo es meramente una ilusión y, que al alcanzar nuestro objetivo, descubrimos que nada consigue llenar los huecos que llevamos en nuestro interior. No obstante, desde un punto de vista práctico, parece que la mayoría de los cambios siempre parecen ser para peor. ¿Qué está ocurriendo?


La clave tal vez esté en una especie de corolario de la teoría de la evolución: la adaptación. Por mala que sea cualquier situación, dedicaremos un considerable esfuerzo a mejorarla en la medida de lo posible y, a medida que transcurra el tiempo, podremos encontrar espacios en los que podamos ser felices. Por ejemplo, si nuestro trabajo nos obliga a pasar mucho tiempo en el autobús, tal vez comenzamos a leer durante el trayecto y es posible que esos momentos que pasamos inmersos en la lectura se conviertan en uno de los pequeños placeres que nos alegran la vida.

Sin embargo, cuando llega un cambio, por positivo que sea, debemos enfrentarnos a una situación radicalmente nueva cuyas ventajas con frecuencia no podemos ver aunque sus desventajas nos resulten evidentes a primera vista. Por ejemplo, si pasamos de vivir solos a vivir acompañados, tal vez no apreciemos los momentos agradables que compartimos, sino sencillamente que las cosas no se quedan donde las dejamos.

Evidentemente, a la larga descubriremos si un determinado cambio ha sido positivo o no, pero desde el principio es conveniente contar con que necesitaremos un tiempo de adaptación, que a veces puede ser sorprendentemente largo, para adaptarnos a las nuevas circunstancias. Otra estrategia, cuando el cambio es inminente, consiste en prepararnos para el cambio comportándonos como si ya se hubiera producido. Por ejemplo, si estamos pensando en mudarnos, podemos ir visitando el barrio donde vamos a vivir a fin de descubrir los lugares que nos harán la vida más cómoda o, probar con diferentes recorridos para ir al trabajo desde lo que será nuestra nueva vivienda.

Cuando miramos a nuestro alrededor, podemos percibir la perfecta sintonía que existe entre la naturaleza y las condiciones de nuestro planeta. Aunque sin duda hay condiciones en las que esta armonía sería imposible, también conviene pensar que esta adaptación entre la vida y el planeta se ha desarrollado a lo largo de siglos en los que la vida ha evolucionado para mejorar su supervivencia. Por tanto, si las condiciones cambian, tal vez la vida como la conocemos se resienta, pero probablemente evolucione para adaptarse a las nuevas condiciones como si nunca hubiera conocido otras. Y nosotros tal vez también podamos hacerlo.