jueves, 19 de enero de 2017

Tiempo basura

Los seres humanos siempre hemos encontrado muy útiles las analogías y las metáforas, más es arriba, menos es abajo, el tiempo es espacio... sin duda son útiles para simplificar nuestra vida diaria, aunque también entrañan riesgos porque, por ejemplo, si conceptualizamos una conversación como una batalla en la que atacamos con argumentos y otros se defienden con excusas tal vez nos perdamos la oportunidad de verla como un baile o, aún más, como algo que no se parece ni a batallas ni a la bailes ni a nada que no sea lo que es.

Hoy, un día de vacaciones entre semana y sin ninguna festividad, se me ha ocurrido una nueva analogía, porque al salir de dormitorio he pensado, sabiendo que probablemente no lo haría, he pensado en dedicar todo el día a escrupulosamente no hacer nada útil. ¿Y si después de desayunar llenara el día viendo series y películas que no me gustan demasiado para luego bucear en internet sin buscar nada y jugar en la consola a juegos de los que no me acordaré dentro de un par de semanas? Al mismo tiempo que la idea me resultaba apetecible, sabía que cuando acabara el día, en vez de sentirme descansado, probablemente me sentiría empachado y desganado. Sí, de la misma manera que cuando abres una bolsa de patatas gigantesca y, cuando la termines, te sientes harto y sin ganas de volver a tomar una patata frita en la vida.

Y he pensado que el tiempo que vivimos también puede estar tan saturado de grasas saturadas como esas hamburguesas y pizzas que tanto se demonizan ahora. Tal vez exista un tiempo saludable y un tiempo hipercalórico, lleno de minutos tan vacíos como las calorías que nos recomiendan no consumir, un tiempo basura, que nos aturde y, aunque nos resulte deseable, no nos hace felices.


El problema es, evidentemente, que si ya hay muchas voces discordantes en lo relativo a la alimentación de nuestro estómago con todos los estudios sobre el tema que se publican a diario, aún más difícil resulta averiguar cuál es la dieta que deberíamos seguir a la hora de dedicar nuestro tiempo. Tal vez haya un tiempo broccoli, que consista en esforzarse al máximo en el trabajo, y quizás pasar tiempo con amigos y familiares nos alimente tanto como los carbohidratos complejos, pero es imposible saber en qué proporción deberíamos combinar estas ocupaciones y probablemente después de todo, el tiempo que dilapidamos en el sofá delante del televisor sirva para alimentar nuestra imaginación y evitar que nuestra vida se quede famélica.

Por si no fuera suficientemente difícil encontrar ese equilibrio, también hay que tener en cuenta que no hay dos seres humanos iguales, por lo que sin duda la combinación de cantidades de tiempos para dos personas diferentes deberá ser diferente. Habrá a quien le resulte nutritivo pasar una tarde leyendo en un sillón, mientras que otros necesitarán pasar tiempo con los amigos como el agua y, peor aún, tal vez no sepamos ni siquiera que es lo que sienta realmente bien, de la misma manera que nuestras papilas gustativas se pierden por el azúcar y la grasa, aunque la báscula no opine lo mismo. En estos tiempos de cambios en los que no parece que nuestra vida diaria vaya a ser la que era siempre, quien sabe si convertirse en un dietista del tiempo sea abrazar una profesión con futuro.

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