domingo, 8 de marzo de 2020

Puntuar objetivamente películas: ¿Una tarea imposible?

Antes de que llegara la era del streaming y los sistemas de recomendación lo dominaran todo, FilmAffinity sorprendió con un sistema que utilizaba las puntuaciones de un usuario para localizar «almas gemelas» y, así, descubrir películas que aún no había visto y probablemente le gustasen. Ahora que se ha popularizado la televisión digital, cuyo triunfo depende de que sea capaz de proponernos contenidos adaptados a nuestros gustos, esta idea ha perdido parte de su encanto. Tal vez haya influido también la cantidad de datos que recopila, ya que al acumular las puntuaciones de tantos usuarios con todo tipo de gustos, la media aritmética que parece emplear para calcular la puntuación que otorga a cada película ha hecho que la mayoría de las películas oscilen entre unos monótonos cuatro y siete. Por supuesto, esta puntuación es solo uno de los datos que FilmAffinity aporta en su sitio web y sigo consultándoa con frecuencia, en parte por la información que agrupa con una interfaz cómoda y en parte por el ingenio de algunas de sus críticas más demoledoras.


Sin embargo, muchas veces he pensado que esta puntuación, que debería ser el consenso de sus usuarios, no coincide nunca conmigo. Durante mucho tiempo creí que era una cuestión de mis gustos particulares, pero reflexionando sobre mi manera de calificar las películas he llegado a una conclusión diferente. Y es que hay géneros que, independientemente de su calidad, despiertan mis simpatías y, por tanto, tienen una puntuación mínima prácticamente asegurada, mientras que en otros ocurre lo contrario. Por ejemplo, si una película es una comedia o es de acción, es raro que no me guste al menos un poco, mientras que un drama lo tiene mucho más difícil y una película histórica aún más. Algo similar ocurre con los actores, una película donde aparezcan Arnold Scharzenegger o Melissa McCarthy tienen un atractivo que hará que sea más difícil que la suspenda. Si otros usuarios puntúan las películas siguiendo criterios similares a los míos, es fácil adivinar el por qué de esa tendencia a la uniformidad en las puntuaciones medias. Si una película de miedo la juzgan tanto fanáticos del terror como gente a la que no le gusta este género, la media inevitablemente tenderá a un mediocre punto intermedio.

La buena noticia es que, una vez localizado cómo este sesgo afecta a la evaluación de las películas, es posible corregirlo. Basta hacer un análisis de todas las puntuaciones para determinar estos sesgos y eliminarlos. Continuando con el ejemplo anterior, en el caso de los aficionados al terror habría que reescalar a la baja sus puntuaciones y en el caso contrario habría que hacer lo opuesto. Así se llegaría a una auténtica puntuación media que representara la calidad de la película independientemente de las preferencias personales de los usuarios.

Además, esta información también sería para recorrer el camino a la inversa: si podemos calcular una puntuación objetiva a partir de la puntuación subjetiva de un usuario, también podemos predecir, a partir de una valoración objetiva de una película, cuál será nuestra reacción ante dicha película, lo cuál es una excelente manera ara descubrir nuevos títulos. Estos cálculos no son muy interesantes para los canales digitales, ya que nadie querría dividir su catálogo entre lo bueno y lo malo, pero es particularmente interesante para una plataforma que pretenda ser independiente, como puede ser el caso de FilmAffinity.

Por supuesto, esto no acaba aquí. Si es posible detectar nuestros sesgos en el caso del cine, ¿por qué no hacerlo en el caso de las recetas de cocina, los restaurantes o los productos de una tienda? Tal vez la única manera de ser objetivo sea empezar a cuantificar lo subjetivos que somos.