domingo, 13 de febrero de 2011

Una interfaz más humana para el ordenador: el sistema Mentor

El sistema Mentor es un ayudante informático cuyo objetivo es ayudarnos a organizar aspectos cotidianos de nuestra vida, tales como las notas, las citas, la colección de canciones, libros, películas, fotos y vídeos, las tareas del hogar, etc. La principal diferencia respecto a sistemas similares es que integra todas estas funciones en una interfaz inteligente centralizada que reproduce el comportamiento humano, es decir, intenta actuar de la manera más similar posible a un ser humano, eficiente y agradable, que tuviera que ocuparse de estas tareas, es decir, como si todos tuviéramos a nuestra disposición un asistente personal cuyo único objetivo fuera hacernos la vida más cómoda y plena. Además, incorporaría funciones de comunicación a través de Internet y la interfaz sería altamente personalizable.

Viva la amnesia

Comenzar una historia con un protagonista que no recuerda su pasado es un recurso del que se ha abusado repetidamente, especialmente en los videojuegos, que son más proclives al uso de clichés. El mayor interés de este comienzo probablemente sea que coloca al espectador y al personaje al mismo nivel y pueden descubrir paralelamente la historia a medida que se desarrolla. Aún así, hay infinitas manera de acercarse a esta amnesia y detalles que se pueden alterar para darle un nuevo enfoque a la historia. Por ejemplo, lo habitual es que el personaje, apenas es consciente de su pérdida de memoria, hace todo lo posible para recordar su pasado. Aunque sin duda, ésta sea la reacción humana más habitual, también sería factible que el protagonista que su amnesia tiene un motivo bien fundado y que es preferible no rebuscar en el pasado, ante la extrañeza de quienes lo rodean. El protagonista podría despertar, por ejemplo, poco antes de que el tren en el que viaja salga de un túnel y, sólo durante esos breves momentos, a pesar de que haber despertado, mientras el tren llega al final del túnel, recordaría su pasado. Un instante después, la claridad del paisaje fuera del túnel lo cegaría y todos sus recuerdos quedarían borrados, a excepción de un extraño sueño que durante un buen rato parecería más real que el mundo que le rodea. Pero no sentiría miedo ni curiosidad, a pesar de que no recuerde ni su nombre ni siquiera su aspecto. Sería como recuperar la inocencia y volver a nacer a los veintitantos años. Poco después llegaría a una ciudad cuando el verano está a punto a estallar y se enamoraría en una fiesta entre desconocidos mientras alguien rasguea la guitarra en la ventana y el mundo parece perfecto, aunque sólo sea durante unos instantes.